La pintura Indigenista, a pesar de no ser muraria, se relaciona directamente con un sentimiento profundo y que se expresaba por las masas, entiendo como masas, la mayor cantidad de la población peruana indígena a comienzos del siglo XX.
Para comenzar este hito, presentaremos un artículo del diario El Peruano sobre la vida y obra del pintor peruano Jose Sabogal, clasificado por la crítica nacional como el primer pintor indigenista al tener como motivos principales de su obra los paisajes y personajes cotidianos del Perú rural.
El artista olvidado
Periodista
Llegó al mundo de la pintura en una época en que la imagen del hombre andino y su entorno eran totalmente ajenos al arte. Fue así hasta 1919, año en que José Sabogal presentó una exposición donde por primera vez “el indio real y contemporáneo –a decir de Luis Eduardo Waffarden (sic)– se convertía en personaje central de la pintura”.
Hace unas semanas, se cumplieron
120 años del nacimiento de este excepcional pintor y, sin embargo,
nadie lo recordó, siquiera en unas líneas. Dos años atrás sucedió lo
mismo al conmemorarse, nada menos que 50 años de su muerte. Es
lamentable que esto ocurra con el hombre que pugnó por darle un sello
original a la pintura peruana. José
Sabogal nació en el pueblito de Cajabamba (Cajamarca), el 19 de marzo de
1888. Ni bien terminó la secundaria ya soñaba con recorrer el mundo. A
los 16 años trabajó en la hacienda Cartavio y empezó a ahorrar para
plasmar ese sueño. En 1908 viajó a Europa y se instaló en Roma.
“Mi permanencia en esa ciudad, sumergido en su poderoso ambiente de arte y luchando por el estudio y por el sustento, fue una etapa intensa, inquietante y básica en mi formación estética...” –anota Sabogal en sus memorias–. De Italia pasó a Marruecos, luego a Francia y España. En 1910 regresó a América, y ancló en Buenos Aires, donde reinició sus estudios de pintura.
“Mi permanencia en esa ciudad, sumergido en su poderoso ambiente de arte y luchando por el estudio y por el sustento, fue una etapa intensa, inquietante y básica en mi formación estética...” –anota Sabogal en sus memorias–. De Italia pasó a Marruecos, luego a Francia y España. En 1910 regresó a América, y ancló en Buenos Aires, donde reinició sus estudios de pintura.
Dos años después, al concluir
sus estudios, funge de profesor de dibujo en la Escuela Normal de
Juanjuy, región que conservaba grandes huellas de su pasado incaico.
Allí conoce al profesor Jorge Bermúdez, pintor localista, cuya temática
influyó, sin duda, en su decisión de pintar temas vernaculares. Planeó
entonces viajar al Cusco.
En la ciudad imperial vivió seis meses prendado por la magia de sus calles, plazas, iglesias. Fue allí donde inició su etapa indigenista. Al año siguiente irrumpía en Lima con una exposición que haría historia. En 1920, Daniel Hernández lo nombró profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes, recientemente inaugurada. En 1922 se casó con la escritora María Wiese. Ese mismo año viajó a México, donde alternó con Rivera y Orozco, cuyas pinturas lo impactan tremendamente.
Es la época en que conoce a Mariátegui. Sabogal es el autor del logo de la revista Amauta, de inconfundible corte indigenista. A la muerte de Hernández pasó a ejercer la dirección de Bellas Artes, donde durante diez años infundió a sus alumnos la necesidad de crear un estilo indigenista. Lo siguen en esa orientación: Julia Codesido, Camilo Blas, Enrique Camino Brent, Jorge Vinatea Reinoso, Carlota Carvallo y Apurímac (Alejandro González, pintor trujillano). Sabogal precisó, en cuanta oportunidad tuvo, el sentido del movimiento. No era su propósito pintar indios, como muchos creen, sino hacer un tipo de arte original, que expresara el carácter y la idiosincracia del Perú.
En
1943 renunció a la dirección de Bellas Artes y tres años después fundó
el Instituto de Arte Peruano. Se dedicó entonces con más ahínco que
nunca al estudio de las artes populares y escribió varios libros: Mates
burilados, Pancho Fierro, El toro en las artes populares del Perú, entre
otros.
Pinta, hace xilografía, escribe y concibe murales, como el del Hotel de Turistas del Cusco y el tríptico de estampas limeñas del Hotel Maury.
Su trabajo es intenso. Y así, en ese apasionado empeño, lo sorprende la muerte, el 15 de diciembre de 1956. Su arte comprende, ha escrito Basadre: “el Perú en su variedad histórica, geográfica y étnica”.
Pinta, hace xilografía, escribe y concibe murales, como el del Hotel de Turistas del Cusco y el tríptico de estampas limeñas del Hotel Maury.
Su trabajo es intenso. Y así, en ese apasionado empeño, lo sorprende la muerte, el 15 de diciembre de 1956. Su arte comprende, ha escrito Basadre: “el Perú en su variedad histórica, geográfica y étnica”.
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Fuente: Blog El Arte Calato. Blog de Arte Contemporáneo.
(http://miraaeselococalato.blogspot.com/2008/04/reconocimiento-jos-sabogal-el-artista.html)
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