Una de las principales características de la escuela de pintura cusqueña es su originalidad y su valor artístico. Dichas cualidades pueden ser apreciadas debido a la influencia del arte occidental mezclado con el interés de pintores indios y mestizos en mostrar su situación y perspectiva del mundo, en aquel entonces. La escuela de pintura cusqueña, se empieza a dar una vez comenzada la construcción de la catedral del Cusco, pero no es hasta la llegada del pintor Italiano, asimismo sacerdote jesuita, Bernardo Bitti en 1583, que empieza a desarrollarse el arte cusqueño. Es este clérigo quien trae consigo el manierismo: estilo artístico que predominó en Italia, aquel entonces. Dos obras muy conocidas de Bitti, que se encuentran, actualmente, en el cusco son Cristo Resucitado y la Virgen del pajarito.
Al igual que Bernardo Betti, hubo muchos pintores que marcaron y expandieron este arte cusqueño. Luis del Raño, Diego Cusihuamán, Francisco de Zurbarán y Marcos Ribera son unos cuantos. Ya que todos los mencionados eran artistas locales, en las pinturas empezó a predominar más, las particulares costumbres del cusco, tales como el ''Corpus Cristi''. Asimismo, aparecieron retratos de caciques indios, que contaban con una predilección hacia los colores intensos. No fue hasta el año 1688, que tras muchos conflictos ocurre una separacion en la asociación de pintores. Los artistas indios y mestizos se separan de los españoles, que eran minoría. Segun ellos, se debió a la explotacion a la cual eran sometidos por parte de los españoles. Es en ese momento que los artistas locales empiezan a retratar, con mas libertad, su manera de percibir el mundo. Tal como lo hicieron los dos artistas indios más importantes y originales de la epoca, quienes fueron Diego Quispe Tito y Basilio de Santa Cruz Puma Callao. El primero, provenía de una familia noble, pintó la serie del zodiaco, pero, actualmente, solo se conservan ocho, probablemente porque falleció antes de culminar su obra. El segundo, participó en la serie sobre la vida de San Francisco de Asis (1667), para el convento Franciscano en Cusco, esta obra fue elogiada por el virrey conde de Lemos. Asimismo, en 1690 fue designado para hacerse cargo de las obras de decoración de la Catedral del Cusco.
En el siglo XVII, tal es la fama que llega a alcanzar la escuela de pintura cusqueña que aparte de dejar una profunda huella en la historia del arte, también comienza a hacerlo en el aspecto económico. Es ahí que comienza la comercialización de liensos, que eran hechos en talleres industriales en grandes cantidades. Por ejemplo, en una ocasión, el artista Mauricio García, firmó un contrato para entregar cerca de quinientos lienzos en siete meses. No obstante, estos cuadros eran conocidos como pinturas ''ordinarias'' para diferenciarlas de la pintura "de brocateado fino", la cual contaba con un mejor diseño y abundantes colores. Estos cuadrados, no solo se vendían en lugares como Trujillo, Ayacucho, Arequipa y Lima, pero, incluso, llegaron a países como Argentina, Bolivia y Chile.
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Muy interesante la informacion que publicas, la Pinturadel cuso es una de las mas pasionales y expresivas, pueden encontar tambien algunos modelos en www.pinturacusquena.com
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